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Polémicas charlas contra las drogas en colegios (Ecuador)



Charla del pianista Raúl Di Blasio
en el colegio Freile Stabile de Playas-Guayas, Ecuador.
El Universo, feb. 7, 2015.




En 2014-2015 el gobierno ecuatoriano emprendió una serie de acciones para controlar y reducir la venta y el consumo de drogas en los colegios. El reportaje que incluyo abajo, tomado (con su autorización) del sitio ecuatoriano La Historia, se refiere a la campaña 'Revolución Preventiva' desarrollada por el Gobernador del Guayas, Rolando Panchana, del movimiento gobernante Alianza País. La campaña consistió en charlas motivacionales del pianista argentino Raúl di Blasio, el "Piano de América", en colegios públicos de esa provincia. El reportaje incluye los documentos de: a) la propuesta de la empresa HDC Producciones, domiciliada en Guayaquil: 60 conferencias entre noviembre 2014 y febrero 2015, dirigidas a estudiantes de entre 12 y 17 años, en las cuales se entrega refrigerio; y b) el contrato, por 1 millón 600 mil dólares más IVA.

El reportaje habla por sí mismo, haciendo innecesario cualquier comentario. Frente a las críticas y a la polémica suscitada, Rafael Correa defendió el contrato, dijo que no son solo 60 charlas (ese es el número en la propuesta y el contrato) y que hay muchos gastos involucrados, aunque reconoció que "se pudo negociar un poquito más fuerte".

Luego se anunció que alumnos y profesores de la Facultad de Comunicación Social de la Universidad de Guayaquil (FACSO) evaluarán el impacto de las charlas, usando "técnicas de investigación tutoriadas por profesores". Ver aquí una entrevista al personal de HDC en TeleAmazonas.

El tema volvió al tapete en febrero 2016. Un examen especial de la Contraloría General del Estado encontró que el contrato está plagado de irregularidades. Según el informe, cerca de USD 327.000 no fueron justificados correctamente. No se supo más del asunto.

Finalmente, el asunto regresó al debate nacional en junio de 2020 cuando el dueño de la empresa HDC, Daniel Salcedo, amigo de la familia Bucaram, fue apresado en relación a numerosos actos de corrupción destapados a raíz de la pandemia y de su intento de fuga al Perú en un helicóptero que se accidentó.

Agrego al pie algunas entradas "para saber más".


Las charlas de $1,8 millones del Piano de América
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El pianista argentino Raúl Di Blasio en el colegio Eloy Alfaro de Durán.


Es una tarde calurosa de viernes y los estudiantes del Liceo Naval esperan en el coliseo techado del colegio Eloy Alfaro de Durán la llegada del pianista argentino Raúl Di Blasio, contratado por el gobernador Rolando Panchana para la campaña contra las drogas “Revolución Preventiva“.

Lo reciben con un aplauso efusivo. Di Blasio los saluda y comienza la función.

-Chicas, chicos, primera pregunta, ¿quien no conocía a Raul Di Blasio? Levanten la mano.
Todos la levantan y ríen.
-No les da vergüenza, en serio, ¡todos! ¿Hablaron con sus mamás y sus papás?… ¿No les dijeron: mañana voy a tener que ir a escuchar un pianista que se llama Raul Di Blasio?
Unos responden: sí, otros: no.
-¿Y más de un papá me conoció o no?
-Nooo
- (Risas) Ahora no me conocen, dentro de una hora no me van a dejar ir.

En la hora y media que dura la charla, el pianista habla de su vida, obstáculos y éxitos, toca el piano tres veces e interactúa con los estudiantes. Pide, por ejemplo, que un chico tome una rosa y se la entregue a alguna compañera. Invita a otro chico que toque con él, y, al resto, que le hagan preguntas También pide que proyecten imágenes de una pequeña casita de ladrillo en Zapala, su pueblo natal, donde empezó a estudiar el piano a los siete años.

La modestia no es uno de los temas de este evento. “Después de 20 años de carrera artística, he recorrido y tocado en los escenarios más hermosos, los teatros más adecuados, el teatro que yo quiero, la orquesta que yo quiero…si ustedes creen amigos, amigas, que para mí es necesario estar aquí, en este colegio, bajo este sol abrasador, bajo condiciones que no son las adecuadas, si ustedes creen que es necesario para mí, no, no es necesario, es fundamental, lo más importante”.
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 Di Blasio toca con un estudiante del Colegio Liceo Naval.

Los chicos que están sentados en la parte delantera prestan atención, los del fondo conversan gran parte del tiempo de otra cosa. “No necesito y no quiero y no me interesa si les gusta mi música o no, pero si me interesa mucho que me valoren y me respeten por el esfuerzo y la tenacidad. No hay límites para alcanzar lo que quieras cuando lo haces con convicción”, enfatiza Di Blasio sobre un sencillo escenario que lo componen un piano, un teclado -que lo utiliza su hijo Estéfano-, un acordeón y una pantalla para proyecciones. “¿Ustedes creen que yo sabía a los 7, 8 años que me iba a convertir en el Piano de América, que iba a vender más de 15 millones de discos, que iba a grabar con los artistas más importantes de la historia?”.

En la charla motivacional, poco se habla de las drogas. Motivo de la campaña que encabeza la Gobernación del Guayas y cuyo titular, Rolando Panchana, contrató por $1,8 millones (incluido el IVA) a la empresa H.D.C. Producciones para organizar 60 charlas de Di Blasio en la provincia. Fue un contrato por invitación directa que se firmó el 11 de noviembre pasado, un día después de que la empresa presentara su propuesta. H.D.C. Producciones contaba con un capital suscrito de $800 que aumentó a $100.000 el 7 de noviembre, según registra la Superintendencia de Compañías, es decir, cuatro días antes de formalizar el acuerdo con la gobernación.

Bajo este contrato, cada charla de Di Blasio le cuesta a la gobernación del Guayas $30.000.

De las drogas, el pianista argentino hizo dos referencias y dio un mensaje al final. La primera fue más bien una anécdota, que ocurrió en octubre pasado durante un almuerzo que compartió con el presidente Rafael Correa, el gobernador Panchana y unos 200 estudiantes de Guayaquil. Entonces el Presidente se le acercó…

-Me tomó del brazo así, con mucha fuerza, con mucha pasión y me dijo con lágrimas en los ojos: ‘Ayúdanos porque se acaba de morir un chico de 13 años’
-¿Cómo, debido a qué?
-Por abstinencia. Nos faltan centros de rehabilitación, nos faltan muchas cosas…

El presidente se refería al adolescente Juan Elías, de 13 años.

Según el pianista, por ese gesto del presidente y una charla posterior que tuvo con el gobernador Rolando Panchana, aceptó unirse a la Revolución Preventiva. Dijo que Panchana estaba al tanto de las charlas motivacionales que da en México y que se lo pidió de tal forma que no se pudo negar. “En el pedir está el dar”, insistió.
 
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La empresa H.D.C Producciones fue contratada para la realización de las charlas.

La segunda referencia sobre drogas fue una vivencia: “Siempre he tenido la fortuna de tener la fortaleza de cuando me han ofrecido droga, donde sea que voy, he dicho: No, Gracias. Por ese tengo el derecho y la capacidad de estar aquí con ustedes “. Y su mensaje final, un pedido: “No me interesan sus aplausos. Yo lo que espero más que aplausos de ustedes, es que los jóvenes y las jóvenes que están aquí, cuando vean a alguien que venga y les diga quieren probar (droga), tenga la fuerza de decir no… Y me gustaría que en homenaje a este día, cuando vean un amigo que se está drogando vayan y le digan: ese no es el camino”.

Durante el evento, el artista no solo mostró fotos de su pueblo, también de sus amigos de la infancia,  que según contó, lo reciben con gran entusiasmo en cada visita, le preparan un banquete y le piden que les cuente sus anécdotas y viajes, “porque la única manera que tenemos de viajar por el mundo y de crecer es a través de tus ojos”, le dicen. También habló de amigos más conocidos como Juan Gabriel y Marco Antonio Solís. Y con un video grabado junto al Buki, despidió a los chicos.

En todo caso, de los resultados está muy optimista el gobernador Panchana. A la fecha de esta publicación, 22 de enero, todavía no se cumple ni la mitad de las 60 charlas, pero el funcionario expresa satisfacción. “Con el trabajo coordinado de la Revolución Preventiva hemos logrado alejar a cientos de menores de edad del camino de las drogas”, dijo el 8 de enero, sin especificar de dónde saca esas conclusiones. Enfatizó, eso sí, que a las tareas de control de drogas en los colegios y la disuasión, le sigue otra etapa, en donde entra el pianista argentino. “La fórmula que estamos desarrollando junto a Raúl Di Blasio es de motivación para sacarlos del mal camino”.

Para saber más

- Correa justificó rubro para charlas de Raúl Di Blasio, El Universo, 16 febrero 2015
-para prevenir las drogas valen $ 1,79 millones, El Universo, 8 febrero 2015
- Raúl Di Blasio: ‘Tengo experiencia porque tuve origen modesto’, El Universo, 8 febrero 2015
- Empresa ganó proceso con invitación de Gobernación del Guayas, El Universo, 8 febrero 2015
- Raúl Di Blasio está comprometido con Ecuador, Radio K1, 7 febrero 2015
- Charla Revolución Preventiva del 2015, Colegio Freire Stabile, Gobernación del Guayas, 7 febrero 2015
- Las fiestas por $2,7 millones del Gobernador Panchana, La Historia, 14 octubre 2014
- La droga mató al niño Juan Elías, La Historia, 11 septiembre 2014
- Raúl Di Blasio   @raul_di_blasio

- Gobernación del Guayas  @GoberdelGuayas
- HDC Producciones en Facebook y sitio web en construcción @HdcProductions
- La Historia 
@lahistoriaec







Enseñanza invisible

 
"Enseñar menos, aprender más".

"Personalmente, siempre estoy listo para aprender,
aunque no siempre me gusta que me enseñen"
. Winston Churchill

“El sabio no enseña con palabras, sino con actos”. Lao-Tsé


Si algo viene etiquetado como educativo - programa educativo, televisión educativa, radio educativa, juego educativo - más que atraer, a menudo ahuyenta. La educación, para muchos niños, jóvenes y adultos, se ha ganado fama de aburrida y hasta de maltratante.
 

Mucho de lo que aprendemos a diario resulta de enseñanzas invisibles o de no-enseñanzas. Personas que enseñan sin proponérselo o sin ser conscientes de ello. Enseñantes detrás de un libro, de un telón, de una pantalla, de una película, de una obra de teatro, de un cuadro, generando aprendizajes de múltiples maneras: dando ejemplo, motivando, promoviendo confianza y autoconfianza, inventando situaciones, plantando recursos, creando tiempo, abriendo espacios, derrumbando muros, facilitando encuentros e intercambios, animando lecturas y escrituras, admitiendo y despenalizando el error, estimulando la exploración, el propio descubrimiento, el interaprendizaje entre pares, el aprendizaje autónomo.

El buen enseñante renuncia al protagonismo, enseña casi sin que se note. La buena enseñanza tiene bajo perfil, no es invasiva, fluye sin estridencia.

Lo que debe ser visible es el aprendizaje. Quien aprende debe darse cuenta de que aprende,
sentirse contento de aprender, percibir que eso que aprende le sirve y le ayuda a aprender otras cosas, a comprender algo que no comprendía, a resolver algún problema, a elevar su autoestima, a ser útil para otros.

Quien enseña debe asegurarse de que quien aprende encuentre interesante eso que aprende, reconozca que aprende y, en la medida de lo posible, use ese aprendizaje. Contribuir a visibilizar el aprendizaje es una competencia clave que debe desarrollar el buen educador y la buena educadora.

Las enseñanzas invisibles son las más efectivas

(caricaturas: Francesco Tonucci, Frato)
El ejemplo

Desde tiempos inmemoriales se destaca el valor educativo del ejemplo. Hay quienes dicen que esa es, en verdad, la única manera de aprender.

Los actos enseñan más que las palabras. Si de esto tuvieran conciencia los enseñantes - padres, profesores, sacerdotes, políticos, expertos, agentes sociales, líderes de todo tipo - prestarían más atención a lo que hacen, a cómo lo hacen y a qué reacciones provocan sus actuaciones.


Alguien que no lee y que no disfruta de la lectura difícilmente puede formar buenos lectores. Una persona violenta, que discrimina, que maltrata, no puede educar en la no-violencia, la no-discriminación, el no-maltrato. Igual con racistas y machistas. No debería sorprender el fracaso de tantas campañas, programas y materiales destinados a «formar en valores» en sociedades y contextos que desdicen esos valores de manera permanente. 

A ser honesto se aprende desde la infancia y a lo largo de la vida, rodeado de gente honesta y de actos de honestidad. Así se aprenden los valores positivos y, lastimosamente, también los negativos. No hay currículo capaz de inculcar solidaridad, empatía, colaboración. Estas se aprenden en la práctica, en el ejercicio de ser solidario, empático, colaborador y de ver a otros actuar de ese modo.
 

Definitivamente, ser es mejor que sermonear, hacer es mejor que decir. Ser ejemplo de lo que se predica es la mejor manera de formar hijos, alumnos, ciudadanos.

El contexto

Estudios y evaluaciones muestran que el clima de aula y el clima escolar son claves para el aprendizaje en el medio escolar. Los alumnos aprenden y aprenden mejor cuando se sienten contentos, motivados, interesados, acogidos, estimulados, bien tratados. Lo mismo podríamos decir del clima familiar, del clima social, del clima político.

Un contexto violento - en el hogar, en la comunidad, en el sistema escolar, en la política, en la sociedad - estimula comportamientos violentos. Donde hay respeto, diálogo, participación, se aprende a desarrollar esos valores y actitudes.


Un «buen ambiente de aprendizaje» es contrario a la rigidez, el inmovilismo, el silencio. Se aprende mejor en un ambiente limpio, ordenado, bonito, alegre, informal, en el que se aliente el juego, el intercambio, la risa. Hoy sabemos que el movimiento ayuda al aprendizaje, antes que entorpecerlo; que los períodos de concentración son cortos y que es necesario progranar períodos frecuentes de descanso y recesos más largos, justamente si se quiere mejorar la atención.

Crear un clima favorable para aprender es tarea de los adultos. Enseñanza invisible.


El contacto con otros

Muchos de los aprendizajes más importantes que hacemos en la vida son aprendizajes de y junto con otros.


Aprender a convivir - en la familia, en el barrio o comunidad, en el sistema escolar, en el trabajo, etc. - es un aprendizaje esencial que se desarrolla desde la primera infancia y a lo largo de la vida. En el contacto con otras personas aprendemos a escuchar, a conversar, a argumentar, a debatir, a reconocer y respetar la diversidad, a lidiar con otros puntos de vista. Todos ellos aprendizajes fundamentales en la construcción de ciudadanía.

Nada mejor que grupos heterogéneos para aprender a respetar y valorar lo diverso. Nada mejor que el contacto con otras culturas para desarrollar el sentido de inter-culturalidad. Nada mejor para aprender un idioma que la inmersión entre quienes lo hablan como propio.
Frato

El servicio a los demás

Ayudar a otros es ayudarse a uno mismo. Porque sentirse socialmente útil es fuente de realización personal y una de las claves de la felicidad. Y, por eso, uno de los cuatro puntales del ikigai.

Niños y jóvenes que descubren su potencial para ayudar a otros se desarrollan como personas más completas y más complejas, más sensibles y creativas. El aislamientro social produce personas menos felices y menos aptas para la vida.

El Aprendizaje-Servicio mata varios pájaros de un tiro: aprendemos mientras servimos a los demás y crecemos como personas y como ciudadanos. ¿Qué puede haber más gratificante?

Frato

La naturaleza

Aprender al aire libre es bueno para la mente, para el cuerpo y para el espíritu. Aviva los sentidos y los pone a trabajar de manera orquestada. Incluso se ha recomendado y se recomienda siempre como mitigador de penas, problemas, enfermedades.

La naturaleza es fuente inagotable de aprendizajes. Un amanecer, un río, el mar, un árbol, una flor, un nido, una fila de hormigas...

No hay mejor juguete para un niño que agua y arena. En la escuela del profesor Toshuro Kanamori, en el Japón, que cultiva una pedagogía para la empatía y la felicidad, revolcarse en lodo es el gran premio al entusiasmo y al esfuerzo. Trepar a un árbol ha sido y sigue siendo máxima aventura para generaciones de niños.


Un jardín, un huerto, una planta, no deberían faltar dentro y fuera de la casa, del aula, del rincón de trabajo.

Una mascota cambia a las personas y cambia la vida de las personas. No son solo compañía y afecto, sino insustituibles enseñantes invisibles.
 


El arte

La educación a través del arte se considera una Pedagogía Invisible. Investigaciones confirman que las artes dinamizan la creatividad, la disciplina, la perseverancia, y contribuyen a desarrollar el pensamiento matemático.
Aprender a tocar un instrumento musical beneficia la memoria y la atención, y ayuda a desarrollar las redes neuronales. Los artistas enseñan a todos con sus creaciones, a menudo sin proponerse enseñar y sin estar presentes.

Canciones, películas, documentales, videos, dibujos, pinturas, conciertos, festivales, artesanías, tejidos, esculturas, obras de teatro, títeres, manualidades, culinaria, son parte del entorno de vida y de aprendizaje de las personas, a todas las edades. Los mejores sistemas educativos del mundo dan un lugar especial a las artes dentro del currículo. La música tiene la misma importancia que las asignaturas consideradas imprescindibles. La educación musical es una de las grandes fortalezas de la educación en Cuba.

Excursiones y viajes


Viajar es una manera vivencial, estimulante y placentera de aprender. Una experiencia de aprendizaje insustituible, imposible de encontrar en los currículos escolares, los libros o internet.


Romper con el encierro - el del hogar, el de la escuela, el del trabajo - es de por sí formativo.


No se trata solo de grandes viajes. Puede ser muy gratificante una caminata por el barrio, una excursión al campo, la visita a una fábrica o a un museo, un viaje estudiantil.

Ir en bicicleta o caminar a la escuela en grupo son un excelente sustituto al transporte escolar o familiar. Muchos países, programas y escuelas los organizan como parte de la jornada escolar y de la experiencia educativa. 

Las pasantías - a otros países, a otros lugares dentro del país, a otras escuelas - son herramientas insustituibles de desarrollo profesional docente.

La exploración y el descubrimiento 

Aprender a aprender es el secreto del aprendizaje a lo largo de la vida.
 

La curiosidad y la motivación son motores del aprendizaje. El aprendizaje autónomo es fuente de placer y de conocimiento sin fin. El descubrimiento y la propia exploración son las vías más seguras para lograr aprendices genuinos y profundos.

El experimento «Agujero en la pared» (1999) del indio Sugata Mitra se propuso mostrar lo que puede lograrse «abandonando» una computadora para que los niños la exploren y aprendan solos, sin adultos interviniendo directamente en la enseñanza. Resultó que los niños se autorganizan entre ellos y «se enseñan a sí mismos», a partir de adultos cuyo rol es diseñar el experimento, poner allí la computadora, observar e investigar el proceso. A partir de ese experimento se desarrolló
la «Escuela en la Nube», una plataforma en línea que promueve Entornos de Aprendizaje Auto-Organizado (EAAO) - "entornos caóticos deliberados y con sentido" - en los que los niños trabajan solos en torno a una pregunta, con tutores a distancia (Grannies, abuelitas) que interactúan a través de Skype.
«Educación mínimamente invasiva» llama Mitra a este tipo de intervención.
 
Los buzones de libros, en los que se dejan y toman libremente libros u otros materiales de lectura, funcionan muy bien en muchos casos. Probemos a abandonar libros, libretas, lápices, mapas, cubos, latas, letras, números, caleidoscopios, lupas, calendarios ... Experimentamos alegría al encontrar una moneda tirada en el suelo; ni hablar de lo que se experimenta al encontrar un libro. Un libro sabiamente abandonado -
parques, veredas, buzones, paradas de buses, macetas, árboles, bancos, mesas - puede tener mejor suerte que aquel que espera erguido en una biblioteca. De hecho, existen varias iniciativas nacionales e internacionales con esa idea; por ejemplo Libera Tu Libro, el Club de los Libros Abandonados, parte de http://www.bookcrossing.com/

Enseñar menos, aprender más, fue lema de la reforma escolar en Singapur. Si le interesa ayudar a que otros aprendan, practique más la enseñanza invisible. Achíquese. Desaparezca. Aprenda a actuar tras bastidores. Deje que sus actos hablen más que sus palabras. Juéguese a la curiosidad, el autodescubrimiento, la sorpresa, la aventura, el interaprendizaje, el aprendizaje autónomo, libre, flexible, placentero y sin prisa. 


Para saber más
- Pedagogías invisibles. Arte + Educación
http://www.pedagogiasinvisibles.es/
- Roser Batlle, ¿De qué hablamos cuando hablamos de aprendizaje-servicio?
https://roserbatlle.files.wordpress.com/2009/02/de-que-hablamos-cuando-hablamos-de-aps-revista-crc3adtica1.pdf
- Toshiro Kanamori y la pedagogía para ser feliz y pensar en los demás.
https://www.elblogalternativo.com/2008/12/11/toshiro-kanamori-y-la-pedagogia-para-ser-feliz-y-pensar-en-los-demas-otra-educacion-es-posible/

- Proyecto de Sugata Mitra: Educación mínimamente invasiva
https://empresasaplicaciones.wordpress.com/2009/10/14/proyecto-de-sugata-mitra-educacin-mnimamente-invasiva/
- Sugata Mitra muestra cómo los niños se enseñan a sí mismos, Ted Talk, 2007
https://www.ted.com/talks/sugata_mitra_kids_can_teach_themselves?language=es
- El club de los libros abandonados, La Nación, Buenos Aires, 24 junio 2006.
https://www.lanacion.com.ar/el-mundo/el-club-de-los-libros-abandonados-nid817465/
- Libera tu libro
https://www.facebook.com/liberatulibro/

Un manual para ser niño - Gabriel García Márquez


Aspiro a que estas reflexiones sean un manual para que los niños se atrevan a defenderse de los adultos en el aprendizaje de las artes y las letras. No tienen una base científica sino emocional o sentimental, si se quiere, y se fundan en una premisa improbable: si a un niño se le pone frente a una serie de juguetes diversos, terminará por quedarse con uno que le guste más. Creo que esa preferencia no es casual, sino que revela en el niño una vocación y una aptitud que tal vez pasarían inadvertidas para sus padres despistados y sus fatigados maestros.

Creo que ambas le vienen de nacimiento, y sería importante identificarlas a tiempo y tomarlas en cuenta para ayudarlo a elegir su profesión. Más aun: creo que algunos niños a una cierta edad, y en ciertas condiciones, tienen facultades congénitas que les permiten ver más alla de la realidad admitida por los adultos. Podrían ser residuos de algún poder adivinatorio que el género humano agotó en etapas anteriores, o manifestaciones extraordinarias de la intuición casi clarividente de los artistas durante la soledad del crecimiento, y que desaparecen, como la glándula del timo, cuando ya no son necesarias.

Creo que se nace escritor, pintor o músico. Se nace con la vocación y en muchos casos con las condiciones físicas para la danza y el teatro, y con un talento propicio para el periodismo escrito, entendido como un género literario, y para el cine, entendido como una síntesis de la ficción y la plástica. En ese sentido soy un platónico: aprender es recordar. Esto quiere decir que cuando un niño llega a la escuela primaria puede ir ya predispuesto por la naturaleza para alguno de esos oficios, aunque todavía no lo sepa. Y tal vez no lo sepa nunca, pero su destino puede ser mejor si alguien lo ayuda a descubrirlo. No para forzarlo en ningún sentido, sino para crearle condiciones favorables y alentarlo a gozar sin temores de su juguete preferido. Creo, con una seriedad absoluta, que hacer siempre lo que a uno le gusta, y sólo eso, es la formula magistral para una vida larga y feliz.

Para sustentar esa alegre suposición no tengo más fundamento que la experiencia difícil y empecinada de haber aprendido el oficio de escritor contra un medio adverso, y no sólo al margen de la educación formal sino contra ella, pero a partir de dos condiciones sin alternativas: una aptitud bien definida y una vocación arrasadora. Nada me complacería más si esa aventura solitaria pudiera tener alguna utilidad no sólo para el aprendizaje de este oficio de las letras, sino para el de todos los oficios de las artes.

La vocación sin don y el don sin vocación

Georges Bernanos, escritor católico francés, dijo: "Toda vocación es un llamado". El Diccionario de Autoridades, que fue el primero de la Real Academia en 1726, la definió como "la inspiración con que Dios llama a algún estado de perfección". Era, desde luego, una generalización a partir de las vocaciones religiosas. La aptitud, según el mismo diccionario, es "la habilidad y facilidad y modo para hacer alguna cosa". Dos siglos y medio después, el Diccionario de la Real Academia conserva estas definiciones con retoques mínimos. Lo que no dice es que una vocación inequívoca y asumida a fondo llega a ser insaciable y eterna, y resistente a toda fuerza contraria: la única disposición del espíritu capaz de derrotar al amor.

Las aptitudes vienen a menudo acompañadas de sus atributos físicos. Si se les canta la misma nota musical a varios niños, unos la repetirán exacta, otros no. Los maestros de música dicen que los primeros tienen lo que se llama el oído primario, importante para ser músicos. Antonio Sarasate, a los cuatro años, dio con su violín de juguete una nota que su padre, gran virtuoso, no lograba dar con el suyo. Siempre existirá el riesgo, sin embargo, de que los adultos destruyan tales virtudes porque no les parecen primordiales, y terminen por encasillar a sus hijos en la realidad amurallada en que los padres los encasillaron a ellos. El rigor de muchos padres con los hijos artistas suele ser el mismo con que tratan a los hijos homosexuales.

Las aptitudes y las vocaciones no siempre vienen juntas. De ahí el desastre de cantantes de voces sublimes que no llegan a ninguna parte por falta de juicio, o de pintores que sacrifican toda una vida a una profesión errada, o de escritores prolíficos que no tienen nada que decir. Sólo cuando las dos se juntan hay posibilidades de que algo suceda, pero no por arte de magia: todavía falta la disciplina, el estudio, la técnica y un poder de superación para toda la vida.

Para los narradores hay una prueba que no falla. Si se le pide a un grupo de personas de cualquier edad que cuenten una película, los resultados serán reveladores. Unos darán sus impresiones emocionales, políticas o filosóficas, pero no sabrán contar la historia completa y en orden. Otros contaran el argumento, tan detallado como recuerden, con la seguridad de que será suficiente para transmitir la emoción del original. Los primeros podrán tener un porvenir brillante en cualquier materia, divina o humana, pero no serán narradores. A los segundos les falta todavía mucho para serlo -base cultural, técnica, estilo propio, rigor mental- pero pueden llegar a serlo. Es decir: hay quienes saben contar un cuento desde que empiezan a hablar, y hay quienes no sabrán nunca. En los niños es una prueba que merece tomarse en serio.

Las ventajas de no obedecer a los padres

La encuesta adelantada para estas reflexiones ha demostrado que en Colombia no existen sistemas establecidos de captación precoz de aptitudes y vocaciones tempranas, como punto de partida para una carrera artística desde la cuna hasta la tumba. Los padres no están preparados para la grave responsabilidad de identificarlas a tiempo, y en cambio sí lo están para contrariarlas. Los menos drásticos les proponen a los hijos estudiar una carrera segura, y conservar el arte para entretenerse en las horas libres. Por fortuna para la humanidad, los niños les hacen poco caso a los padres en materia grave, y menos en lo que tiene que ver con el futuro.

Por eso los que tienen vocaciones escondidas asumen actitudes engañosas para salirse con la suya. Hay los que no rinden en la escuela porque no les gusta lo que estudian, y sin embargo podrían descollar en lo que les gusta si alguien los ayudara. Pero también puede darse que obtengan buenas calificaciones, no porque les guste la escuela, sino para que sus padres y sus maestros no los obliguen a abandonar el juguete favorito que llevan escondido en el corazón. También es cierto el drama de los que tienen que sentarse en el piano durante los recreos, sin aptitudes ni vocación, sólo por imposición de sus padres. Un buen maestro de música, escandalizado con la impiedad del método, dijo que el piano hay que tenerlo en la casa, pero no para que los niños lo estudien a la fuerza, sino para que jueguen con él.

Los padres quisiéramos siempre que nuestros hijos fueran mejores que nosotros, aunque no siempre sabemos cómo. Ni los hijos de familias de artistas están a salvo de esa incertidumbre. En unos casos, porque los padres quieren que sean artistas como ellos, y los niños tienen una vocación distinta. En otros, porque a los padres les fue mal en las artes, y quieren preservar de una suerte igual aun a los hijos cuya vocación indudable son las artes. No es menor el riesgo de los niños de familias ajenas a las artes, cuyos padres quisieran empezar una estirpe que sea lo que ellos no pudieron. En el extremo opuesto no faltan los niños contrariados que aprenden el instrumento a escondidas, y cuando los padres los descubren ya son estrellas de una orquesta de autodidactas.

Maestros y alumnos concuerdan contra los métodos académicos, pero no tienen un criterio común sobre cuál puede ser mejor. La mayoría rechazaron los métodos vigentes, por su carácter rígido y su escasa atención a la creatividad, y prefieren ser empíricos e independientes. Otros consideran que su destino no dependió tanto de lo que aprendieron en la escuela como de la astucia y la tozudez con que burlaron los obstáculos de padres y maestros. En general, la lucha por la supervivencia y la falta de estímulos han forzado a la mayoría a hacerse solos y a la brava.

Los criterios sobre la disciplina son divergentes. Unos no admiten sino la completa libertad, y otros tratan incluso de sacralizar el empirismo absoluto. Quienes hablan de la no disciplina reconocen su utilidad, pero piensan que nace espontánea como fruto de una necesidad interna, y por tanto no hay que forzarla. Otros echan de menos la formación humanística y los fundamentos teóricos de su arte. Otros dicen que sobra la teoría. La mayoría, al cabo de años de esfuerzos, se sublevan contra el desprestigio y las penurias de los artistas en una sociedad que niega el carácter profesional de las artes.

No obstante, las voces más duras de la encuesta fueron contra la escuela, como un espacio donde la pobreza de espíritu corta las alas, y es un escollo para aprender cualquier cosa. Y en especial para las artes. Piensan que ha habido un despilfarro de talentos por la repetición infinita y sin alteraciones de los dogmas académicos, mientras que los mejor dotados sólo pudieron ser grandes y creadores cuando no tuvieron que volver a las aulas. "Se educa de espaldas al arte", han dicho al unísono maestros y alumnos. A éstos les complace sentir que se hicieron solos. Los maestros lo resienten, pero admiten que también ellos lo dirían. Tal vez lo más justo sea decir que todos tienen razón. Pues tanto los maestros como los alumnos, y en última instancia la sociedad entera, son víctimas de un sistema de enseñanza que está muy lejos de la realidad del país.

De modo que antes de pensar en la enseñanza artística, hay que definir lo más pronto posible una política cultural que no hemos tenido nunca. Que obedezca a una concepción moderna de lo que es la cultura, para qué sirve, cuánto cuesta, para quién es, y que se tome en cuenta que la educación artística no es un fin en sí misma, sino un medio para la preservación y fomento de las culturas regionales, cuya circulación natural es de la periferia hacia el centro y de abajo hacia arriba.

No es lo mismo la enseñanza artística que la educación artística. Ésta es una función social, y así como se enseñan las matemáticas o las ciencias, debe enseñarse desde la escuela primaria el aprecio y el goce de las artes y las letras. La enseñanza artística, en cambio, es una carrera especializada para estudiantes con aptitudes y vocaciones específicas, cuyo objetivo es formar artistas y maestros como profesionales del arte.

No hay que esperar a que las vocaciones lleguen: hay que salir a buscarlas. Están en todas partes, más puras cuanto más olvidadas. Son ellas las que sustentan la vida eterna de la música callejera, la pintura primitiva de brocha y sapolín en los palacios municipales, la poesía en carne viva de las cantinas, el torrente incontenible de la cultura popular que es el padre y la madre de todas las artes.

¿Con qué se comen las letras?

Los colombianos, desde siempre, nos hemos visto como un país de letrados. Tal vez a eso se deba que los programas del bachillerato hagan más énfasis en la literatura que en las otras artes. Pero aparte de la memorización cronológica de autores y de obras, a los alumnos no les cultivan el hábito de la lectura, sino que los obligan a leer y a hacer sinopsis escritas de los libros programados. Por todas partes me encuentro con profesionales escaldados por los libros que les obligaron a leer en el colegio con el mismo placer con que se tomaban el aceite de ricino. Para las sinopsis, por desgracia, no tuvieron problemas, porque en los periódicos encontraron anuncios como éste: "Cambio sinopsis de El Quijote por sinopsis de La Odisea". Así es: en Colombia hay un mercado tan próspero y un tráfico tan intenso de resúmenes fotostáticos, que los escritores armamos mejor negocio no escribiendo los libros originales sino escribiendo de una vez las sinopsis para bachilleres. Es este método de enseñanza -y no tanto la televisión y los malos libros-, lo que está acabando con el hábito de la lectura. Estoy de acuerdo en que un buen curso de literatura sólo puede ser una gema para lectores. Pero es imposible que los niños lean una novela, escriban la sinopsis y preparen una exposición reflexiva para el martes siguiente. Sería ideal que un niño dedicara parte de su fin de semana a leer un libro hasta donde pueda y hasta donde le guste -que es la única condición para leer un libro-, pero es criminal, para él mismo y para el libro, que lo lea a la fuerza en sus horas de juego y con la angustia de las otras tareas.

Haría falta -como falta todavía para todas las artes- una franja especial en el bachillerato con clases de literatura que sólo pretendan ser guías inteligentes de lectura y reflexión para formar buenos lectores. Porque formar escritores es otro cantar. Nadie enseña a escribir, salvo los buenos libros, leídos con la aptitud y la vocación alertas. La experiencia de trabajo es lo poco que un escritor consagrado puede transmitir a los aprendices si éstos tienen todavía un mínimo de humildad para creer que alguien puede saber más que ellos. Para eso no haría falta una universidad, sino talleres prácticos y participativos, donde escritores artesanos discutan con los alumnos la carpintería del oficio: cómo se les ocurrieron sus argumentos, cómo imaginaron sus personajes, cómo resolvieron sus problemas técnicos de estructura, de estilo, de tono, que es lo único concreto que a veces puede sacarse en limpio del gran misterio de la creación. El mismo sistema de talleres está ya probado para algunos géneros del periodismo, el cine y la televisión, y en particular para reportajes y guiones. Y sin exámenes ni diplomas ni nada. Que la vida decida quién sirve y quién no sirve, como de todos modos ocurre.

Lo que debe plantearse para Colombia, sin embargo, no es sólo un cambio de forma y de fondo en las escuelas de arte, sino que la educación artística se imparta dentro de un sistema autónomo, que dependa de un organismo propio de la cultura y no del Ministerio de la Educación. Que no esté centralizado, sino al contrario, que sea el coordinador del desarrollo cultural desde las distintas regiones del país, pues cada una de ellas tiene su personalidad cultural, su historia, sus tradiciones, su lenguaje, sus expresiones artísticas propias. Que empiece por educarnos a padres y maestros en la apreciación precoz de las inclinaciones de los niños, y los prepare para una escuela que preserve su curiosidad y su creatividad naturales. Todo esto, desde luego, sin muchas ilusiones. De todos modos, por arte de las artes, los que han de ser ya lo son. Aun si no lo sabrán nunca.

Cuentos de Gabriel García Márquez
García Márquez leyendo "Cien años de soledad"

Las mejores ideas ocurren en posición horizontal


Foto: Waldorf School of the Penninsula, Sillicon Valley, Calif, USA

"Las buenas ideas no suelen aflorar mientras dormimos, pero sí cuando estamos en posición horizontal. Esto es al menos lo que revela un experimento realizado por varios psicólogos de la Universidad de Canberra, en Australia. Según el estudio, la postura horizontal es la más idónea para estimular la creatividad, azuzar el ingenio y resolver mentalmente los problemas. Lo hacemos peor sentados o de pie. Esto es así porque, al tumbarnos, el cuerpo entra en un estado deseable de relajación para que el cerebro trabaje al cien por cien. Además, en esta posición, le llega más combustible, es decir, sangre".  (¿Se piensa mejor tumbado o sentado?, en: Muy Interesante)

Ilustración Rita Cardelli

Tradicionalmente se ha considerado que la posición horizontal es la indicada para dormir y que la posición vertical - parada, pero sobre todo sentada - es la indicada para aprender, para leer, para escribir, para estudiar, para pensar, para trabajar. Sobre esta base se han organizado la arquitectura, la  infraestructura, el mobiliario, el currículo, la pedagogía y las tecnologías escolares, las aulas de clase, los auditorios, las estaciones de trabajo. No obstante, resulta que las ideas fluyen mejor si quien las piensa - despierto, en plena vigilia - está en posición horizontal. Cuando el cuerpo se relaja, la mente funciona mejor. El cerebro en reposo es proclive a la creatividad.
                                                                                      
Llevo muchos años sabiéndolo. Desde niña tengo junto a mi cama una libreta, lista para esa idea que saltará en algún momento y no me dejará en paz mientras no la ponga en blanco y negro. La predilección por el suelo, las alfombras, los colchones, las esteras, las almohadas y los almohadones, los sofás, los puff, los sillones reclinables, las hamacas, el césped ... la arrastro también desde la infancia. Siempre leí y escribí en la cama, antes de dormir, y durante el día en posiciones y lugares que otros consideran insólitos. En mi vida escolar prefería - como muchos adolescentes y jóvenes - hacer las tareas tendida en la cama o en el piso antes que en el escritorio del estudio.

Una de las clases que más disfrutaba en el colegio era la clase semanal de religión; el profesor (jesuíta) daba su clase en el jardín, sentado en una pequeña fuente de piedra, con nosotros alrededor, desparramados sobre el césped. Era una clase placentera. Sin pizarra, sin apuntes, con muchas preguntas y con murmullo de agua en el fondo.

Siempre he creído que la biblioteca convencional - incluso si es moderna y bien dotada - es un lugar poco atractivo y hasta hostil para leer. No recuerdo cuándo fue la última vez que leí en una, sentada, rígida, en silencio. He buscado por donde voy, en todo el mundo, librerías y bibliotecas que me sorprendan por su comodidad para la lectura, y he encontrado pocas.

Si llegara a organizar mi propia escuela o centro de formación docente, tendría sello propio, no solo en la pedagogía sino en el mobiliario y en la organización y uso de los espacios. 

Hace mucho no trabajo en una compu con las rodillas dobladas y los pies contra el suelo. Si la primera laptop significó un salto cualitativo y una extraordinaria sensación de liberación, la llegada del wifi fue la gloria. Hoy leo y escribo en cada rincón de mi casa, adentro y afuera, en pantallas y en papel. Y me pregunto cómo pude escribir tanto, y disfrutar tanto de la escritura, en posiciones tan anti-natura, anti-cuerpo, anti-todo.

Algunas de las experiencias educativas más notables que he conocido - ricas y pobres - transcurren a ras del suelo. Las escuelas no-formales del BRAC en Bangladesh. El Taller de Lectura para Maestros en Olinda. La educación comunitaria bajo un árbol en una comunidad en Senegal. La biblioteca de la Escola da Vila en Sao Paulo. La escuelita itinerante en Vitoria. La escuela Pestalozzi que visité en Florencia y el taller de caligrafía que presencié en una plaza en China, sobre los que aún no escribo.

La reunión más extraordinaria en la que he participado fue en una isla privada, en el medio de un lago, en Canadá. Un lugar pensado para reuniones de Think Tanks, para pensar, conversar, debatir, construir, entre todos y en grupo. Una semana dedicada a pensar el presente e imaginar el futuro de la educación en el mundo, en un espacio amplio, luminoso, con vista al mar por todos los costados, con piso brillante y asientos de todos los tamaños, estilos y colores para que cada quien eligiera el suyo. Yo me instalé en un puff mullido y multiforme, con suficiente espacio para compartir entre dos. Todos descalzos o en medias, los zapatos a la entrada, como debe ser.

Otra reunión memorable de trabajo fue en un jacuzzi. Ocho personas - hombres y mujeres - planeando un seminario con las piernas chapoteando y el agua hasta el cuello. Recuerdo pocas reuniones tan creativas y productivas como esa.


La investigación también dice que "al aire libre se aprende mejor". Nada como el aire libre - céspedes, huertos, veredas, calles, parques, playas, muelles, balcones, azoteas - para tenderse a pensar, a observar, a leer, a escribir, a sentir, a aprender.

Los ilustradores de libros infantiles se esmeran en mostrarnos los placeres de la lectura al aire libre, de día y de noche.

árboles ...

lunas,

hamacas...

y algún animalito
alrededor: pájaros, gatos, conejos, búhos ... 

¿Por qué los sistemas escolares insisten en asociar lectura con sillas, mesas, pupitres, estanterías, bibliotecas, laboratorios de computación? Los niños, la lectura y la imaginación se tientan con el suelo.

En la escuela Pestalozzi que visité en Florencia, los libros no estaban en estanterías sino en canastas y la lectura no se hacía en la biblioteca sino en espacios colectivos organizados afuera del aula, con canastas, cojines y pequeñas alfombras, todo a ras del suelo. Al estilo japonés.

Si los niños se sintieran libres para pedir, pedirían que los libros estuvieran al alcance y pudieran leerse con comodidad, sin pedir permiso, sin ceremonias.
Escuelas amantes de la naturaleza y del aprendizaje al aire libre nos muestran niños, adolescentes y jóvenes panza arriba o panza abajo, leyendo, escribiendo, dibujando, pintando, conversando ...

Investigaciones concluyen que el contacto con la naturaleza incrementa la inteligencia, la concentración y la creatividad, la capacidad para tomar decisiones y para lidiar con la frustración y la ansiedad.

Unidad Educativa del Milenio, Guaranda, Ecuador. Foto: Andes

¿Que niño o niña puede sentirse a gusto en un laboratorio de computación con mesas tan altas que los pies quedan colgando y hay que hacer un gran esfuerzo para usar los teclados y alcanzar a ver las pantallas?
Sillones y sofás se hicieron fama como estaciones televisivas. Pero desde siempre, desde mucho antes que apareciera la televisión, sillones y sofás han sido estaciones de lectura. Innumerables artistas, entre ellos muchos famosos, han retratado a hombres y mujeres leyendo, en ambientes y sillones de época.

Lectoras recatadas, primorosamente ataviadas ...
... y también poco ataviadas.

Hoy en día los sofás son buenos ya no solo para leer sino también para escribir. Escritores y teclados se acomodan a toda clase de superficies y materiales.







Las tinas de baño han sido siempre lugares atractivos para leer. Y hay quienes las prefieren también para escribir...
Las hamacas constituyen un subconjunto muy especial entre los objetos funcionales y placenteros. Usadas por pobres y ricos, las hay desde muy simples hasta sofisticadísimas.








Lecturimatges
Millones de pobres en el mundo duermen en hamacas, las usan de camas, de cunas, de corralitos infantiles, ignorando que éstas se han convertido en objetos fashion, recomendadas y codiciadas desde que la ciencia afirma que en una hamaca se duerme mucho mejor que en una cama. Lo raro es encontrarlas en espacios que no son ni de descanso ni de recreación.





Elegí la foto de una niña leyendo en una hamaca para ilustrar la educación en Finlandia. Una hamaca en una escuela es, ciertamente, revolucionario. Informalidad, comodidad. El cuerpo a sus anchas. Hamacas en la biblioteca, en la sala de profesores, en las oficinas administrativas, en el patio. Dormir y tomar una siesta como posibilidad en horario escolar tanto para los alumnos como para los profesores.

En Curitiba, Brasil, el director de la Escola Estadual Brasílio Vicente de Castro (más de 2 mil alumnos), inspirado por unas vacaciones en la playa, decidió invertir en hamacas y en lectura al aire libre.
“Teníamos un área ociosa de mil metros cuadrados. Fue ahí que pensé en colgar hamacas y crear un espacio agradable". Con un pequeño fondo de la Asociación de Padres, Madres y Funcionarios (APMF), compró 40 hamacas a 22 Reales cada una y creó un hamacario de lectura. ¡Genial!

Oficinas de Google en Sao Paulo. Foto: NatGeo
Saber que el mobiliario principal de las oficinas de Google en Sao Paulo son hamacas, fue una revelación. Desde entonces cuento el cuento a burócratas, académicos, empresarios, directores y profesores de escuelas.... Alguno se dejará inspirar y desformalizar. Quisiera ver esa sala de profesores donde los profesores pueden compartir, descansar y hasta tomarse una siesta como parte de su rutina diaria y de una estrategia deliberada de profesionalización y bienestar docente.


La cama: uno de los más grandes y más versátiles inventos de la humanidad, objeto de adoración y elogios en la literatura universal.

La cama más extraordinaria que conozco es la de Neruda en su casa de Isla Negra, en Chile, que él mismo diseñó. Ubicada en su dormitorio en el segundo piso, la cama fue colocada de modo tal que la ilumina el sol durante todo el día y tiene vista al acantilado y al mar sin necesidad de incorporarse. Neruda, como nadie, supo dar a la cama su sitial de lugar más importante de la casa.

La cama se ha convertido en aliada favorita en tiempos de dispositivos electrónicos, compartiendo honores con el baño. Según un informe de Nielsen (2011), en Estados Unidos la mayoría de niños, jóvenes y adultos que tienen tabletas, teléfonos inteligentes y lectores electrónicos prefieren usarlos en la cama. Es de suponer que preferencias similares se estén asentando en muchos otros países...

Tanto se invierte en mobiliario duro, incómodo y costoso en el hogar, en el sistema escolar, en el trabajo, en la academia, en la iglesia, en el gobierno. ¿Qué tal almohadones y hamacas en las salas de espera, en las aulas, en los centros de profesores, en las bibliotecas? ¿Clases y reuniones al aire libre? ¿Lectura y escritura horizontales en playas, hospitales, cárceles? ¿El suelo como superficie para jugar, estudiar, trabajar? ¿Siestas permitidas y programadas - en vez de penalizadas - en lugares de estudio y de trabajo? Son muchas las opciones, las variantes, las combinaciones. Yo cumplo aquí con informar y ofrecer ejemplos, incluidos algunos de mi propia experiencia personal.




Talleres de lectura para maestros (Olinda, Brasil)



Soñando cuentos
Para João Bosco Pinto

"Si los docentes no leen, son incapaces de transmitir el placer de la lectura".
Emilia Ferreiro


Para enseñar a leer, hay que saber leer, hay que leer y hay que saber enseñar a leer. Para enseñar a gustar de la lectura, hay que gustar de la lectura. Quien no sabe leer, o no lee bien, o no disfruta de la lectura, o no lee, no puede enseñar a otros a hacerlo.

Sin maestros y maestras lectores - buenos lectores, lectores asiduos, lectores por gusto y necesidad de leer - no es posible formar alumnos lectores. Sin maestros lectores no hay posibilidad de esa educación relevante, organizada en torno a la lectura, orientada hacia el aprendizaje y el autoaprendizaje que describen quienes imaginan, desde hace siglos, la educación deseable, dentro y fuera de la escuela. Se trata pues no sólo de ofrecer a los alumnos sino también y en primer lugar a los maestros oportunidades para leer, para desarrollar su capacidad lectora, y para descubrir el placer de la lectura que su experiencia escolar muchas veces contribuyó a anular.

Esto es precisamente lo que se proponía hacer el programa "Talleres de Lectura: Aprendiendo a Gustar de la Lectura" que visité en Olinda, Pernambuco, Brasil. El programa, impulsado desde 1991 por una ONG - el Centro Cultural "Luiz Freire" - con la colaboración de dos universidades - Universidade Federal de Pernambuco (UFPE) y Universidade Federal Rural de Pernambuco (UFRPE) - fue una de las tres experiencias ganadoras del "Primer Concurso Brasileño de Reflexiones Documentadas en Alfabetización", realizado en 1993 y promovido por el Núcleo Brasil de la Red Latinoamericana de Alfabetización.

Los Talleres de Lectura se organizaban en un ambiente informal: sentados en el suelo, en círculo, maestros y maestras de escuelas públicas y comunitarias trabajaban con la ayuda de una joven monitora. Los libros que se leían en estos talleres eran libros de literatura infantil, además de textos que los propios maestros seleccionban como complemento. La metodología se basaba en principios conocidos: trabajo en grupo, cooperación, respeto al universo cultural y social del alumno (y del maestro). El programa había empezado con 25 maestros y contaba en ese momento con 230, todos ellos - mujeres en su mayoría - formados a la vez como multiplicadores.

El taller se dividía en cuatro momentos.

1. Primero, una exploración individual de los textos.
2. A continuación la lectura, en silencio y en voz alta, individualmente y en grupo; oportunidad para perfeccionar la entonación, la pronunciación y la puntuación al leer, así como para consultar el diccionario (en cada sesión había un diccionario que rotaba entre todos), para conversar y comentar sobre lo leído.
3. Luego, en parejas o individualmente, venía el momento de representar gráficamente (papel, lápices de colores, plastilina, pinturas, papel maché) o mediante la dramatización, lo experimentado vivencialmente en el taller.
4. Por último, cada participante escribía un breve relatorio sobre la experiencia y lo leía en voz alta a los demás.
Nada de evaluaciones, nada de pruebas.

Los talleristas llevaban a sus respectivas escuelas lo producido en el taller, para compartirlo con sus alumnos, y organizaban en ellas Rincones de Lectura en los que replicaban la metodología del taller, adaptándolo a las necesidades y posibilidades de los niños.

La lógica de este taller es ayudar a los maestros a recuperar vivencias de infancia y de escuela que tal vez muchos no tuvieron, lecturas y escrituras que no hicieron en su momento, juegos y curiosidades que quizás nunca pudieron desplegar. Leyendo y comentando en el taller cuentos y libros infantiles que están disponibles en sus escuelas, que leen (o deberían leer) sus alumnos y que debieron leer en su momento ellos mismos; dibujando, pintando, dramatizando, riendo, maestras y maestros se permiten volver a ser alumnos, perciben con más claridad las virtudes y los problemas de su práctica pedagógica, y se redescubren a sí mismos como aprendices, como lectores y escritores.

En todos estos años he entrado en contacto con muchos planes y programas gubernamentales y no-gubernamentales orientados a promover la lectura entre maestros. Algunas cosas buenas; muchas inefectivas y costosas. A menudo, en esos encuentros, la memoria me ha sorprendido con el recuerdo de este programa en Olinda, modesto y ambicioso al mismo tiempo, funcionando en un cuartito colorido, con almohadones y muchos libros infantiles desparramados por el suelo, y un puñado de mujeres risueñas y bulliciosas leyendo cuentos y descubriendo entusiasmadas la lectura por placer.

Para saber más
- Emilia Ferreiro: "Si los docentes no leen son incapaces de transmitir el placer de la lectura"
https://100articulos.com/si-los-docentes-no-leen-son-incapaces-de-transmitir-el-placer-de-la-lectura/
- Por qué los profesores deberían leer más libros infantiles
https://www.facebook.com/photo.php?fbid=10151777527641665&set=a.85106786664.74406.22892096664&type=1&theater
- Centro de Cultura Luiz Freire
http://cclf.org.br/

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